lunes, 8 de febrero de 2010

Pena Larga


Pena Larga, vista desde la carretera a Lago de Babia

Pena Larga o Peña Larga es una de tantísimas cumbres poco conocidas que contiene Babia. Si estuviera en la provincia de Ciudad Real o en la de Valladolid, sería uno de los paisajes más fotografiados y protagonistas de portadas y postales del lugar. Pero tuvo la mala suerte de surgir en Babia, donde hay más montañas que habitantes, y muchas de ellas más altas y contundentes que ésta al ojo contemplador.


Vista desde la carretera general de Cabrillanes a Piedrafita, con el punto máximo alcanzado marcado con un círculo negro

Sólo tiene 1732 metros de altura, pero seguro que los que frecuenten la carretera CL-626, que cruza Babia de extremo a extremo, conocen de sobra su silueta, aunque más con el subconsciente que con la mente consciente. El nombre de Pena Larga lo he tomado de algunos mapas, que parecen coincidir en el nombre. Desconozco si ése es su nombre real o no, y ése será una de las lagunas importantes de este blog sobre Babia, creado, como indica uno de los subtítulos, por un forastero. No tengo apenas conocidos en Babia ni informaciones fidedignas sobre los nombres correctos de picos, arroyos o parajes, porque los que se repiten en internet en las descripciones de rutas pueden haber sido tomados de nombres erróneos de los mapas oficiales u otros que se hayan basado en éstos. Según me vaya sumergiendo en la comarca, me tropezaré aquí o allá con algún paisano parlanchín al que poder sonsacar algún topónimo, para ir confeccionando mi mapa toponímico mental de Babia. Con el tiempo, según vaya descubriéndolos, tendré que ir corrigiendo nombres publicados meses atrás en otras entradas. Sólo espero que si alguien de la tierra lee alguno de los reportajes y localiza algún nombre equivocado o que está mal escrito, me rectifique.


Dos vistas de Piedrafita de Babia con el final del cordal de Pena Larga de fondo


Sea o no su nombre, Pena Larga hace justicia a la forma de la montaña. Es un cordal estrecho y largo, que culmina en una peña alargada con caída hacia el lado este, donde se encuentra el que seguramente sea el lago más grande de Babia, conocido con el nombre de Laguna Grande. Desde el lago se puede ascender a la cumbre en poco tiempo, bordeando las peñas por la derecha, para alcanzar el cordal, más allá de donde termina la peña.


El Lago de Babia y Pena Larga, con su vertiente de ascensión más fácil

Hace unas semanas, recorriendo la carretera entre Piedrafita y Cabrillanes, me fijé que el cordal moría en la carretera sin ningún valla o alambrada que impidiera iniciar ahí la ruta hacia la cumbre. Para entonces, había mucha nieve y este tramo inicial, de bastante pendiente y muy rocoso, sería muy fácil de recorrer. Unos días después, y tras una subida de temperaturas que limpió gran parte de la nieve en la zona baja de la montaña, fue cuando, para aprovechar unas horas libres que tenía yo y la persona a la que engañé para que me acompañara, decidí hacer la ruta. Hubo que cambiar el inicio de la ruta, porque había demasiada roca al descubierto, y muy húmeda y resbaladiza porque había estado nevando esa misma noche pero la nieve se había ido derritiendo.


Llegando al merendero junto al borde del pinar de Monte Carcedo

Por tanto, salimos de Piedrafita de Babia hacia el pinar, el Monte Carcedo, que tiene un panel explicativo tras las últimas casas del pueblo. Allí, una pista atraviesa una puerta metálica y se dirige hacia la vaguada que hay entre el pinar y el cordal de Pena Larga. Había decidido acceder al cordal por una línea de nieve que iba subiendo en diagonal, luego en horizontal (donde se veían cuatro corzos) y que, ya a pocos metros de lo alto, permitía subir con menos tramo de roca hasta el cordal.


Tras una larga recta se alcanza una caseta junto al arroyo


Atravesando el arroyo, por un camino entre muros se sale a campo abierto, al pie de la montaña

Avanzando por la pista hacia la caseta aislada que hay junto al arroyo, comenzó a nevar copiosamente. Atravesamos el arroyo teniendo que meter las botas en el agua, aunque por suerte no entró. La vegetación -consistente en este espinoso arbusto cuyo nombre desconozco pero que es similar al tojo, aunque de mucha menor altura y que no florece en primavera- estaba bastante tapada por la nieve, aunque no lo suficiente. Haciendo zigzag para ir evitándola y aprovechando pequeños claros, alcanzamos el leve corredor de nieve, a la derecha de una pequeña franja rocosa. Aún aquí, las rocas debajo, a veces estaban apenas cubiertas de nieve, resultaban resbaladizas, y rompían el ritmo del paso. Al llegar a la repisa horizontal, los corzos ya habían desaparecido. Casi al final de ella, por el punto donde más nieve había, salimos hacia el cordal.


Por debajo de la línea roja, las zonas más oscuras son arbustos punzantes. Por encima de la línea, rocas


Eso era todo lo que habíamos alcanzado a ver hasta el momento de Pena Larga


El Monte Carcedo y la caseta que dejamos atrás


Ganando altura por terreno 'pestoso'


La presunta Pena Larga, en un receso de la nevada

Nevaba a intervalos breves, pero arriba el frío era más intenso por el fuerte viento, y hubo que recurrir a la chaqueta, el segundo par de guantes y el pasamontañas. Giramos hacia el norte, por un cordal muy fácil de recorrer, me imagino que incluso sin nieve. El espesor era escaso, aunque el viento formaba trabes (ventisqueros) de un metro de espesor en algunos puntos. Comenzó la ventisca, de diez minutos de duración, pero intensa. La que pensé que era la cumbre de Pena Larga, que aparecía y desaparecía cada vez que nevaba o dejaba de nevar, ya estaba muy próxima. El cordal, en los últimos metros, se convertía en arista, con mucha roca y poca nieve, y con el añadido del precipicio del otro lado y lo intenso del viento, no invitaban a la aventura. Por su izquierda, una pala de nieve, aparentemente de mucha pendiente, era la única alternativa para subir a la cima.


Alcanzamos el cordal, otra vez nevando


Y por fin, la primera vista completa de la montaña

Antes de llegar a la pala -forma cóncava del terreno donde se acumula mucha nieve-, hubimos de abandonar el cordal, que ya derivaba en arista. Al llegar a la pala salió el sol, y con la ausencia del viento al estar por debajo del cordal, comenzaron los sudores. La pala resultó tener una pendiente razonable, por lo que no hizo falta quitar las raquetas que pusimos al llegar al cordal. Bordeamos la cumbre por la izquierda, donde ya se estaban empezando a formar placas de hielo y el viento no permitía que la nieve hiciera cuerpo con la que ya estaba asentada, para descubrir que la cumbre aún estaba más allá. Nos dirigimos hacia el filo de la montaña, ya con mucho más espesor de nieve, para atacar los últimos metros del día.


Tras la ventisca, abandonamos el cordal, que se convierte en arista, y nos acercamos a la pala de nieve antes de la cumbre


Ya estamos llegando...


...ah no, espera, si hay otra cumbre aún más allá. Vamos

Comenzó de nuevo a nevar, y la visibilidad volvió a reducirse. Al alcanzar la que creíamos ser la cima de Pena Larga, vimos que, un buen trecho más allá, apenas visible entre la ventisca que la envolvía, estaba la verdadera cumbre de Pena Larga. Sólo estaba 50 metros más alta que nosotros, pero había que perder algunos por una brecha que separaba ambas cimas. Entre que era la primera ascensión invernal en estas condiciones de mi compañero de ruta, que no pintaba muy bien el día por allá arriba, y que tampoco pensábamos que nos fuera a llevar tanto tiempo lo que ya habíamos hecho, decidimos dar la vuelta. Como no soy coleccionista de cumbres, no me importó lo más mínimo tener que renunciar a ella. Habíamos pasado un buen rato, habíamos disfrutado del paisaje, y eso era lo más importante.


Ya estamos arriba. Oye... espera, ¿y ese piquito que se ve más allá...?


No, pues la cumbre es aquélla, no ésta. Empieza la ventisca otra vez. Pues na, pa casa

Para el regreso no me apetecía un pimiento descender por donde habíamos subido, porque se anunciaba un número considerable de resbalones y culadas. Seguir el cordal hasta la carretera, por la ruta que yo había previsto días atrás, se me antojaba igual de mala. Según subíamos, tenía en mente descender desde la cumbre hacia el oeste, hacia el collado que da vista a Cacabillo, el barrio de La Cueta, pero no tenía recuerdos de cómo era la ladera de Pena Larga por ese lado, y necesitaba forzosamente tener visibilidad para ver por donde me estaba metiendo. Con la cumbre envuelta en la ventisca y además sin ni siquiera haber llegado a ella, esa opción quedaba descartada. Durante el regreso por el cordal, en una pequeña brecha a medio recorrido, vi que hacia el este, del lado de la Laguna Grande, el roquedo desaparecía durante unos metros, y aunque no se veía toda la ladera desde arriba, parecía que se podía descender sin problemas.


Por aquí parece que no hay ningún cortado. Vamos a probar a bajar por aquí


¡Ven, baja, que está despejado!


Nos despedimos de Pena Larga (de la primera de las tres cumbres)

Decidimos, por tanto, probar por ahí. Un quiebro primero hacia la izquierda para evitar un pequeño cortado, y salimos a un gran campo de nieve, con mucho espesor, a pleno sol. Fue el mejor momento del día. Desde allí, giramos a la derecha para tomar el pequeño valle que se formaba, y que se dirigía hacia la carretera general. Según contemplaba el cordal de Pena Larga de extremo a extremo, habíamos ido a escoger el único punto en que se podía abandonar sin problemas hacia esta vertiente, siendo todo el resto roquedos verticales de mayor o menor altura. Sin nada más de mención, salvo otros ocho corzos que nos tropezamos (los cuatro de antes, que se vieron obligados a volver al punto inicial, y otros cuatro colegas), y que subían por las peñas como si fueran rebecos, llegamos a la carretera, justo al lado del inicio del cordal de Pena Larga.


Llegamos a un gran campo de nieve con mucho espesor


Y otra vez a nevar...


En verdad bajamos por el único punto razonable hacia esta vertiente. El cordal seguía con pequeños cortados hasta el final



El pequeño valle por el que hemos bajado...


...y la carretera


No es una ruta con un gran interés, viendo todo lo que ofrece Babia, pero que con nieve (algo más de la que tuvimos nosotros) supone un itinerario rápido de hacer, ya que se puede dejar el coche a escasos cien metros del inicio del cordal. Desde la cumbre de Pena Larga, la vista sobre la Laguna Grande (que nosotros no alcanzamos a ver) debe de ser magnífica.


Itinerario. Pulsar en la imagen para ampliar




Mapa extraído de Google Maps con la ruta realizada en trazo rojo. Pulsar en la imagen para ampliar


6 comentarios:

  1. Enhorabuena por tu nuevo blog, el que junto con Alto Sil ya esta en mi barra de favoritos.
    Soy un enamorado de Babia, de la cual conozco sus pueblos y los picos mas representativos y altos, que no quiere decir que sean los mas bonitos, si no, los mas visitados, ahora, seguro que nos daras a conocer todas esas montañas que a la sombra de otras y aunque nadie les haya colocado un buzón, estan esperando ser visitadas.
    Un saludo

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  2. Sí, la idea es sacar en el blog lo que no aparece de Babia en internet. Gracias y un saludo

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  3. Fantástico. He disfrutado de la ruta, de tus fotos y del relato (como siempre)

    Hicisteis muy bien en dar la vuelta, como siempre se dice la montaña no se va.

    ¡Ocho corzos juntos! Nunca he visto más de dos juntos y en el último año he totalizado unos 25 vistos.

    Ójala en Valladolid tuviéramos alguna montaña como ésta. Pero si estuviera allí sola perdería el encanto que aquí tiene pues aquello sería una peregrinación. Esas montañas a la sombra de otras de las que la gente pasa de largo en busca de otras mayores o más famosas son tesoros a la vista que poca gente ve.

    Un saludo.

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  4. Las montañas no se van y siempre se puede volver a ellas. Luego a veces la cumbre tiene peores vistas que las que tuviste mientras subías, o (muy frecuente en verano) allí se concentran todas las moscas, avispas y demás invertebrados voladores de los alrededores y no puedes ni disfrutar de la cima.

    En realidad eran cinco y tres corzos, aunque a 100 metros unos de otros. Yo nunca vi tantos juntos tampoco. Lo habitual, dos o tres.

    Un saludo hacia El Bierzo

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  5. Y no solo eso puede pasar en una cima. El pasado octubre estaba tranquilamente comiendo y respirando paz (a pesar de las moscas)en la cima de Peñarrubia hasta que llegó a la carrera un club de montaña (40 personas lo mínimo) a la diminuta cúspide. Literalmente me rodearon. Ni los "buenos días". Algunos de sus miembros intoxicaron de lleno mi bocadillo (toda una posesión en aquel momento)y mis vías respiratorias con repelente de insectos.

    Ahora me río pero en aquel momento me pareció peor que una ladera de urces por encima de la cintura.

    Saludos.

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  6. jajajajaja. Yo tengo la suerte de poder ir al monte entre semana, y me encuentro a algún montañero una de cada cuarenta veces, porque además casi siempre voy a sitios raros. La penúltima vez que subí al Catoute, que era fin de semana en verano, me encontré a dos grupos que confluían en la cumbre de distintas vertientes. En uno de ellos había un chico como de catorce años, que en su grupo nadie le hacía caso y pronto me di cuenta de que era porque era insufrible. Así que se dedicó a fusilarme con impertinencias, hasta el punto que a los cinco minutos de hacer cumbre salí disparado ladera abajo a disfrutar del silencio y la soledad, que a veces no tienen precio.

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